“La cooperación en un mundo fragmentado”
Fecha: 13 de Enero 2023
Fuente: Swiss Info
El encarecimiento de los combustibles y los alimentos provocó protestas y huelgas en todo el mundo durante el año pasado. El descontento popular impulsó cambios de régimen político en Sri Lanka, Gran Bretaña, Perú y Brasil, en este último país fue tomado el Congreso en Brasilia durante los primeros días de enero, de forma parecida a la observada en Estados Unidos en 2021.
“La gente está insatisfecha con la sociedad y se pregunta por qué sigue colaborando”, afirmó Morris Pearl, presidente de Patriotic Millionaires, una organización que reúne a una elite de personas acaudaladas en Estados Unidos quienes, paradójicamente, afirman que deben pagar más impuestos para ayudar a luchar contra la inequidad.
“La gente tiene razón en molestarse. Piensan que el sistema está amañado en su contra y están en lo cierto. Pero tememos que, a menos de que la gente rica haga cambios de forma voluntaria, las masas salgan a las calles a rebelarse, cambiando las cosas para nosotros”, añadió.
En 2023, los economistas pronostican más dolor y presión sobre los hogares en el mundo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que un tercio de la economía mundial podría caer en recesión y anticipa que la inflación cederá, pero alcanzará de todas formas un nivel del 6,5 % a nivel mundial (frente al 8,8% esperado en 2022).
“Para la mayor parte de las economías del mundo este año va a ser duro, aún más difícil que el que dejamos atrás”, afirmó Kristalina Goergieva, directora gerente del FMI, durante una entrevista concedida a la emisora estadounidense CBS el pasado 1 de enero.
Lo peor está aún por llegar
Los 2 500 delegados que asisten al icónico encuentro del WEF, celebrado en el complejo turístico alpino de Davos, han debatido muchas veces cómo superar las crisis que se han producido a lo largo de los años.
Pero esta vez es difícil decidir por dónde iniciar un debate que cumpla con la intención declarada del foro de “Mejorar el estado del mundo”.
Los países todavía están pagando la factura de dos años de confinamientos provocados por la pandemia de COVID-19, a lo que se suma la inquietud de que el virus retorne con fuerza ahora que China reabre sus fronteras.
Por su parte, el derramamiento de sangre generado por la invasión de Rusia a Ucrania no muestra signos de ceder, lo que ha elevado el costo de la energía y de muchos alimentos básicos.
Todo esto ha contribuido a una inflación desenfrenada en los bienes de consumo, lo que arrastra a cada vez más personas en el mundo a vivir con dificultades financieras.
La oenegé Oxfam Internacional encendió la alarma durante la última reunión del WEF de mayo del 2022, al advertir que la pandemia, la inflación y la guerra en Ucrania podrían llevar a la pobreza a 263 millones de personas.
Oxfam teme que las divisiones sociales se agudicen debido a la creciente desigualdad, ya que son las personas con bajos ingresos las que sufren la mayor parte del aumento del costo de la vida.
“La crisis del costo de la vida, sumada a la generada por la COVID-19, ha llevado a los gobiernos y a la comunidad mundial a fracasar en la tarea de evitar que se produzca el mayor incremento de la pobreza extrema de los últimos 20 años”, afirmó la oenegé.
Incluso un país tan próspero como Suiza ha padecido daños. La fortaleza del franco ayudó a mantener controlada la inflación, que aún así aumentó 2,8% en 2022, el dato más elevado en 30 años.
Las estadísticas oficiales más recientes refieren que 735 000 de los 8,5 millones de suizos (8,7%) vivían en la pobreza en 2019. Pero la organización benéfica Cáritas estima que la proporción de personas que no están llegando a fin de mes es mucho mayor ahora, especialmente tras la crisis del coronavirus y un año de inflación.
Por ello, para un número creciente de personas “para quienes ya escaseaba el dinero antes, ahora es simplemente insuficiente para cubrir los gastos cotidianos durante los últimos días del mes”, expresó la portavoz de Cáritas, Livia Leykauf.
Considerando que muchas personas viven en Suiza apenas por encima de la línea de pobreza, cualquier incremento mínimo en el costo de la vida es suficiente para duplicar la tasa helvética de pobreza, concluyó un estudio de Cáritas el año pasado.
“Debemos asumir que la situación (en Suiza) se deteriorará aún más en los próximos meses y semanas, y que más personas se verán afectadas por la pobreza”, añadió Leykauf.
WEF al rescate
Los trabajos de la reunión anual del WEF, que se desarrollarán a lo largo de una semana a partir del próximo 16 de enero, tienen como lema: “La cooperación en un mundo fragmentado”. El WEF teme que el mundo esté frente a una “década de incertidumbre y fragilidad” por la guerra en Ucrania, las crecientes tensiones entre China y Occidente, la escasez de alimentos en múltiples países y la existencia de problemas aún irresueltos cómo la manera en la que se atenderá el cambio climático.
Las personas encuestadas por el WEF para el Informe Anual de Riesgos Globales consideran que la “crisis del costo de vida” es la principal amenaza de la estabilidad, ya que podría llevar a “incrementar la pobreza, el hambre, las protestas violentas, la inestabilidad política e incluso los colapsos estatales”.
“El malestar social y la inestabilidad política no se verán solo en los mercados emergentes; las presiones económicas están afectando también a la población de ingresos medios”, lo que podría plantear “desafíos existenciales en los sistemas políticos de todo el mundo”, señala el documento.
El riesgo de “erosión de la cohesión social y la polarización de la sociedad” se considera la quinta causa más probable de inestabilidad inmediata”.
Pero el WEF se observa a sí mismo como parte de la solución a los problemas del planeta, al reunir a varios de los representantes más influyentes del mundo para abordar con ellos los problemas más apremiantes.
Una visión que no suscribe todo el mundo. Patriotic Millionaires, una asociación que congrega a más de 100 personas adineradas, principalmente originarias de los Estados Unidos, emitió un mordaz veredicto el año pasado.
“La verdad es que Davos no merece la confianza del mundo en este momento. A pesar de las incontables horas que ha dedicado a debatir sobre cómo puede hacerse de este mundo un lugar mejor, este foro ha generado poco valor tangible en medio de un torrente de autocomplacencias“, expresó el grupo en una carta abierta publicada hace un año.
Y su presidente no ve cambios favorables desde entonces. “El WEF es un símbolo de la desigualdad. Gana grandes cantidades de dinero cobrando a la gente que asiste a la conferencia. Hasta ahora, no he visto ninguna evidencia sólida de que las personas que dirigen el WEF o asisten al foro estén planeando cambiar el desarrollo de esta creciente desigualdad”, expresó a SWI swissinfo.ch.