El primer avión eléctrico certificado del mundo, de desarrollo y suizos fabricaciones, acaba de terminar su primer vuelo en Suiza.
El gobierno helvético ha aprovechado el proyecto Pipistrel electric y la presencia de aviones eléctricos en territorio suizo para adquirir una experiencia valiosa para la futura certificación de aviones ecológicos.
El ruido –mejor dicho, su falta– es lo primero que llama la atención. Mientras nos preparamos para el despegue, desde el interior de la pequeña cabina el zumbido del motor eléctrico suena como un lavavajillas ruidoso.
Marc Corpataux, el piloto, completa su lista de seguridad: “Baterías llenas, verificado”. Las revoluciones y el avión de entrenamiento biplaza acelera por la estrecha pista de Ecuvillens, en el oeste de Suiza. Un simple tirón de la palanca de control y estamos ya en el aire, subiendo sin esfuerzo por encima del ondulante paisaje otoñal.
Es un perfecto avión de entrenamiento, explica Corpataux, “muy fácil de volar, y muy estable en el aire”.