¿Un oro completamente trazable es posible?

By November 3, 2023 NOTICIAS

Fuente: Swiss Info

Fecha: 03 de Noviembre 2023

 

Seguir el rastro del oro desde su origen —en las profundidades de la selva amazónica o en las cumbres de los Andes— hasta las refinerías suizas donde este metal precioso se convierte en joyas, relojes o lingotes es un objetivo noble, pero difícil de lograr de momento.

Equipos de investigación científicos y empresas intentan dar con la tecnología que permita seguir el rastro del oro desde el lugar en el que se extrae, garantizando así que sus anillos o cadenas proceden de una mina africana donde no hay trabajo infantil o de un yacimiento de Brasil autorizado, en vez de que su origen esté en un pozo que libera mercurio tóxico o que enriquece a las bandas criminales del Amazonas.

“Suiza tiene una responsabilidad especial respecto a una cadena de suministro de oro seguro y justo”. Esto es lo que Niklas Linde declaró en una conferencia sobre la trazabilidad del oro celebrada en mayo en la Universidad de Lausana.

El oro es diferente a la mayoría del resto de las materias primas que se comercializan fuera de Suiza, porque entra físicamente en el país. Tal y como señaló Linde, alrededor de un tercio del oro extraído en el mundo y la mitad del oro reciclado se procesa o refina dentro de las fronteras de la nación alpina.

Dada su posición como uno de los principales centros internacionales de refinado de oro y comercio de materias primas, Suiza es un terreno fértil para las empresas que venden tecnología para su trazabilidad.

Múltiples soluciones

En la actualidad distintas empresas ofrecen tecnología de trazabilidad digital y física específica para metales preciosos. Los métodos son compatibles, por lo que mientras las empresas tecnológicas se centran en vender las ventajas de uno u otro método, las empresas de refinería pueden utilizar ambos.

En el caso del oro —independientemente de si la cadena de suministro es o no la misma— el santo grial es lograr una trazabilidad minuciosa desde el terreno hasta el lingote refinado.

Muchas de las soluciones de trazabilidad del oro tienen su origen en Suiza, país que también es un centro neurálgico de investigación científica y académica sobre el oro. Cuál debería ser el patrón del oro es una cuestión que genera debates acalorados.

Barbara Beck, la gurú de la trazabilidad

La geocientífica Barbara Beck fue el cerebro detrás de la conferencia organizada en la Universidad de Lausana que dedicó dos días a mostrar todo el abanico de las empresas de trazabilidad y refinerías de oro suizas, así como los organismos de seguridad de Suiza y Brasil. También asistieron comerciantes de oro, personal regulador, académico y ONG que se centran en el impacto que la minería y el procesado del oro tienen en el medioambiente y en los derechos humanos.

Beck —una fuerza de la naturaleza que trabaja en red— es una apasionada del flujo de los metales a través del tiempo y el espacio. Su trayectoria comenzó con un doctorado en arqueometría —disciplina que recurre a métodos científicos para resolver misterios arqueológicos— e inmersiones profundas en temas como la producción de plata en la región suiza de Wallis en la Antigüedad.

En la Universidad de Lausana y en colaboración con la refinería suiza Metalor, Beck ha desarrollado un método científico para validar el origen del doré, una barra o lingote de metal precioso, como la plata y el oro, que se envía a las refinerías para su posterior purificación. Para analizar las barras de doré que llegan a la refinería de Metalor en Marin-Epagnier (en el cantón de Neuchâtel, al oeste de Suiza) ahora de forma rutinaria se utiliza el denominado pasaporte geoforense, que se presentó en mayo de 2022 y que identifica la composición química del oro para poder confirmar su procedencia.

Otras refinerías suizas también se han interesado por este método basado en los procesos de las refinerías suizas para analizar los metales preciosos cuando estudian el doré para evaluar su contenido en oro.

Las refinerías “tienen que pagar por el oro, pagar a las empresas proveedoras y necesitan conocer el contenido de oro. Saber si un lingote contiene un 50 % o un 90 % de oro es importante”, explica Beck, quien afirma que como su método utiliza los análisis que sistemáticamente ya se hacen a los lingotes doré cuando llegan a la refinería, no supone ningún coste adicional.

Los lingotes de doré reflejan la composición química de una mina [de ahí la noción de pasaporte geoforense]. “Lo que con mi software puedo hacer es determinar enseguida si este doré es conforme o no con otros dorés del mismo proveedor. Cuando no es conforme empiezan las auditorías”, añade.

Comenzando en la mina

GeoBlock —la empresa de gestión de datos especializada en el análisis de la producción de oro—, con sede en Zúrich, desarrolló otra solución centrada en el tramo más difícil de la cadena de suministros. Su cofundador, el empresario Bruno Regli, ha trabajado en el sector del oro desde 2009, centrado en un inicio en operaciones mineras en Colombia. Basándose en las pruebas que realizó en su mina de oro en Colombia y en otras de su red, en 2019 comenzó a buscar una solución para proporcionar una trazabilidad que comenzara en la mina. “Empezamos con el oro porque pensamos que los bancos y las refinerías demandan conocer realmente el origen”, dice Regli.

Para leer el cobre, la plata y el oro, los buscadores de oro utilizaban antiguamente un espectrómetro, cuenta Regli. Hoy por 50.000 francos hay espectrómetros de última generación que permiten realizar análisis más completos. La solución de trazabilidad de GeoBlock combina el análisis de los elementos metálicos con cálculos estadísticos para verificar que el oro procede de una geografía concreta.

“La geología es diferente en todo el mundo. Analizamos todos los elementos posibles; a menudo, unos 40. El algoritmo de aprendizaje automático me dice cuáles son los más significativos para las pruebas y cuáles siguen toda la cadena de suministro: desde la extracción hasta el doré o la refinería”, expone. El análisis le permite verificar que un metal procede de una determinada zona.

¿Hasta qué punto es precisa esta tecnología? “En las pruebas que hicimos en Colombia, pudimos ver diferencias entre vetas [de oro] que están a 500 u 800 metros de distancia, en cuanto a su ubicación”, menciona Regli.

Unos pocos kilómetros —o solo unos cientos de metros— pueden marcar la diferencia entre una mina legal y una ilegal, una distinción que es uno de los mayores quebraderos de cabeza de la cadena de suministro del oro en Brasil, uno de los principales productores de Sudamérica.

Un problema del tamaño del Amazonas

Según el Observatorio de la Complejidad Económica, en 2021 Suiza fue el mayor comprador de oro brasileño (1.260 millones de dólares), solo por detrás de Canadá.

Pero en la región amazónica la minería está teniendo un efecto nefasto tanto en la tierra como en las poblaciones indígenas locales. Utilizar mercurio para, a través del proceso de amalgamación, extraer el metal precioso está contaminando el medioambiente; la deforestación está destruyendo los hábitats naturales y la delincuencia organizada está extendida en toda la cadena de valor.

En 2022 las refinerías suizas se comprometieron a no extraer oro del Amazonas. Pero esta es una promesa difícil de cumplir. Y es que los esfuerzos de diligencia debida se complican por la extensión de la selva tropical, por el enfoque de “buena fe” en el abastecimiento, donde se acepta sin más la declaración del origen del oro que da quien lo vende y por la frecuente exportación de oro extraído ilegalmente.

El cambio de Gobierno que este año ha habido en Brasil ha introducido controles más estrictos sobre el comercio de oro y la agenda nacional ha dado prioridad a las preocupaciones medioambientales e indígenas. La Medida Provisional del Oro, adoptada en abril, puso fin a las ventas de buena fe y exigió facturas electrónicas para la compra, venta y transporte de oro dentro del país.

El comerciante de oro brasileño Andrei Santos, que todos los meses exporta a Suiza entre 250 y 300 kilos de oro —basándose en su experiencia personal— duda de la eficacia de las soluciones de trazabilidad física. “A nivel regional, creo que la idea [de un ADN del oro] es hermosa”, afirma.

“No se puede obtener oro de, digamos, Cuiabá y que tenga las mismas características que el oro producido en Venezuela. Pero eso, para mí, no garantiza realmente de dónde procede el oro”.

El análisis del ADN en una ocasión le llevó a concluir —erróneamente— que uno de sus proveedores traía oro de contrabando de otra región. La producción habitual de este productor era de un 92 %-97 % de oro con pocos contaminantes. Pero un día el oro producido tenía propiedades diferentes: 85 % de oro, 5 % de plomo, 3 % de hierro y algo de plata.

Así que para investigarlo llevó a un equipo al lugar. “Estuve allí todo el día, vi cómo se producía el oro. Resumiendo: me equivoqué. ¿Por qué? Porque es la naturaleza. No es tan preciso… El oro no es una ecuación matemática”, cuenta Santos, uno de los proveedores de MKS Pamp.

Cumplir la normativa exige muchos recursos, precisa. Su departamento de cumplimiento cuenta con 40 de las 85 personas de su oficina, y utiliza un programa informático para señalar irregularidades.

Si una mina que habitualmente produce cinco kilos al mes, de repente, en un mes vende a la empresa 15 kilos se enciende una luz roja. Otra empresa envía a las minas geólogos con cámaras GoPro, como si fueran policías, para realizar controles.

“Todas nuestras minas están sometidas a este proceso constante de supervisión. Lo que quiero dentro de mi empresa es una trazabilidad del 100 %… ¿Qué ADN, qué solución de trazabilidad puede garantizarme [que el oro] no me ha llegado de esa zona [ilegal]? No es tan preciso. No lo suficiente”, afirma.

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